Algunas de las complicaciones asociadas con un trasplante de médula ósea o células madre no son evidentes hasta transcurridos varios meses o incluso años desde el tratamiento. La mayoría desaparece con el tiempo, pero otras pueden ser permanentes y necesitar atención a largo plazo.
Luego de un trasplante de médula ósea o células madre hay complicaciones que pueden surgir a largo plazo e incluso algunas que se originan más rápidamente después del trasplante pero pueden persistir.
- enfermedad crónica injerto contra huésped (si se le trasplantaron células de un donante);
- problemas de aprendizaje, memoria y atención;
- fatiga crónica;
- trastornos del sueño;
- problemas sexuales;
- infertilidad;
- cataratas.
Aunque menos frecuentemente, los pacientes también experimentan:
- problemas para respirar;
- neuropatía periférica (entumecimiento y hormigueo en las manos y los pies);
- problemas dentales;
- problemas musculares u óseos;
- problemas cardíacos;
- trastornos renales;
- cánceres secundarios.
Nadie experimenta todas estas complicaciones. El riesgo de desarrollar problemas después de un trasplante dependerá de la enfermedad, el tipo de trasplante realizado, su edad y los antecedentes terapéuticos previos. Muchas complicaciones son evitables con una evaluación adecuada y medidas preventivas y cambios en su estilo de vida.
Eche un vistazo a esta presentación sobre las complicaciones que pueden surgir a largo plazo después de un trasplante con las células de un donante (trasplante alogénico).
Eche un vistazo a esta presentación sobre las complicaciones que pueden surgir a largo plazo después de un trasplante con sus propias células (trasplante autólogo).
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