Dale

He aprendido a vivir con mi nueva normalidad. Al principio fue difícil, pero con el paso de los años se ha vuelto más fácil. Mis mayores dificultades fueron la enfermedad de injerto contra huésped (EIcH) que afectó mis ojos y mis pulmones. Mis ojos empeoraron al principio, pero han mejorado considerablemente en los últimos 6 años al encontrar al especialista adecuado. Mis pulmones están dañados y no presentan cambios. No puedo correr ni hacer ejercicios cardiovasculares aunque sí practico senderismo, ciclismo y muchas otras actividades. Mi vida es plena. Mis médicos fueron excelentes, y las enfermeras aún mejores. Mi mayor apoyo fue mi querida familia y mis amigos, quienes me acompañaron, me ayudaron y me animaron en todo momento.