Jenn

Mi lucha contra la preocupación, el dolor y el malestar me ha fortalecido y me ha hecho sentir más a gusto conmigo misma. Esta fortaleza interior me ha permitido ignorar las pequeñas molestias y ayudar a otros a superar sus propias dificultades. Desde que recibí un diagnóstico terminal, afronto cada día como un regalo, y eso me impulsa a aprovechar al máximo cada jornada, reconociendo que mi tiempo es un lujo que me ha sido concedido por el Gran Espíritu y por todos los científicos, médicos y demás profesionales de la salud cuyo trabajo salvó mi vida. Mi mensaje de esperanza es: mantén una actitud de gratitud, incluso cuando las cosas se pongan difíciles, y podrás alcanzar la paz interior.