Los trasplantes de células madre sanguíneas se utilizan principalmente para tratar a pacientes con:
- mieloma múltiple;
- leucemia;
- linfomas no hodgkinianos;
- linfoma de Hodgkin;
- síndrome mielodisplásico (SMD);
- trastornos mieloproliferativos, como la mielofibrosis;
- anemia aplásica grave.
Los trasplantes de células madre sanguíneas también pueden ser una opción terapéutica para los pacientes con:
- trastornos genéticos o hereditarios, como la anemia drepanocítica o la talasemia;
- inmunodeficiencias, como el síndrome de Wiskott-Aldrich o la IDCG;
- tumores sólidos, como un neuroblastoma;
- enfermedades autoinmunitarias, como la esclerosis múltiple.
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No todos los pacientes que tienen estas enfermedades necesitan un trasplante. Los trasplantes de células madre sanguíneas suelen reservarse para pacientes:
- que presentan un riesgo elevado de recaída (vuelta de la enfermedad) después de un tratamiento menos invasivo;
- que han experimentado una recaída;
- cuya calidad de vida puede mejorarse mediante un trasplante de células madre sanguíneas.